lunes, 28 de septiembre de 2020

La escala de Kardashev - Las etapas de una civilización

“Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia” - Arthur C. Clarke

INTRODUCCIÓN: Nikolái Kardashov fue un astrofísico soviético conocido por protagonizar los primeros intentos de la URSS por buscar vida extraterrestre en sus examinaciones del cuásar CTA-102. En 1964 publicó el trabajo "Transmisión de Información por Civilizaciones Extraterrestres", donde propuso un método para medir el grado de evolución tecnológica de una civilización basado en la cantidad de energía que dicha civilización es capaz de utilizar. Posteriormente este método sería bautizado como escala de Kardashov en su honor. La escala se dividía en 3 categorías: una civilización de tipo I, la cual es capaz de usar toda la energía de su planeta de origen; una civilización de tipo II, que es capaz de usar toda la energía de una estrella; y una civilización de III, capaz de usar toda la energía de su galaxia.

Kardashov no ideó más niveles (para él una civilización mayor al tipo III no debería ser posible), pero científicos posteriores han ampliado la escala, proponiendo 3 y en ocasiones hasta 4 niveles más. Si bien dicha escala no está exenta de falencias (pues presupone que todas las civilizaciones son expansionistas y no toma en consideración que mayores avances tecnológicos pueden contribuir a un menor consumo de energía), esta tiene aplicaciones interesantes en el campo de la ciencia ficción y los versus, ya que nos ofrece una medida para determinar cómo de avanzado es un imperio alienígena visto en la ficción.

Por esta razón, hoy vamos a repasar las principales categorías de la escala con el fin de especular qué sería capaz de hacer una civilización dentro de sus respectivos niveles y determinar qué civilizaciones ficticias encajarían dentro de cada uno. También añadí algunos elementos de la escala de maestría micro dimensional de John D. Barrow. Nótese que disponer de tecnología capaz de destruir y/o colonizar a determinada escala NO es suficiente como para contabilizar en una categoría en específico:

TIPO 0:

Una civilización de Tipo 0 es aquella que aún está dando sus primeros pasos evolutivos, siendo capaz de aprovechar una parte de la energía de su planeta de origen, pero no a todo su potencial. El consumo de energía de dichas civilizaciones suele oscilar entre los 1E6 y los 1E16 W. A pesar de su adolescencia tecnológica, estas civilizaciones son capaces de grandes obras de ingeniería, manipular objetos a gran escala, construir grandes ciudades y cambiar la estructura de materiales sólidos. Puede que incluso ya sean capaces de explorar más allá de los límites de su planeta de origen, aunque siguen confinados a este. Los seres humanos estamos aquí actualmente. Concretamente en el nivel 0.7, según cálculos que Carl Sagan hizo al consumo de energía mundial en 1973.

TIPO I:

Una civilización de Tipo I es aquella capaz de aprovechar toda la energía disponible de un planeta, utilizando la totalidad de su energía geotérmica. Esto equivale al 100% de la energía solar que un planeta recibe de su estrella, lo que en nuestro caso supondría de 1E16 hasta los 1E26 W. Esto podría ser logrado con el uso de energía de fusión a gran escala, colisiones de anti-materia, o conversión en masa de luz solar en electricidad, por citar algunos ejemplos. Estas civilizaciones poseen control total sobre su planeta: pueden alterar el clima, controlar erupciones volcánicas, terremotos, flora, fauna, placas tectónicas, etc; puede que incluso que sepan aprovechar dichos fenómenos en su beneficio. Aplicando los mismos procedimientos, serían capaces de terraformar otros planetas con el fin de colonizarlos, cosa que probablemente ya hayan hecho para satisfacer las necesidades energéticas de su población.

Es posible que incluso ya conozcan alguna clase de método para viajar más rápido que la luz, creando grandes imperios interestelares. También suelen ser capaces de manipular los genes para alterar el desarrollo de seres vivos, controlando su propia evolución por medio de la ingeniería genética; así como formas de vida artificial muy complejas, tales como androides e inteligencias artificiales. Alcanzar este estado evolutivo entraña sus propios desafíos, tales como el riesgo de extinción por una posible guerra nuclear, un cambio climático, etc. Según Michio Kaku, los seres humanos podríamos alcanzar el Tipo I en un período de 100 a 200 años ... si no nos autodestruimos antes, claro.

Ejemplos de civilizaciones de Tipo I en la ficción son la Federación Unida de Planetas de Star Trek, el Imperio de la Humanidad de Warhammer 40k, la Alianza de Sistemas de Mass Effect o cualquiera de los imperios durante la mayor parte de la partida en Stellaris.

TIPO II:

Una civilización de Tipo II es aquella capaz de aprovechar toda la energía de una estrella, ya sea por medio de esferas Dyson, captura de material del disco de acrecimiento de los agujeros negros, elevación de estrellas o cualquier otro procedimiento. La energía generada oscilaría entre los 1E26 y los 1E36 W. En esta categoría entran la mayoría de los imperios galácticos punteros de la ficción. Estas civilizaciones ya tienen completamente dominado el viaje interestelar, pudiendo viajar por la galaxia de forma rápida y segura. Con frecuencia son capaces de desarrollar nanotecnología a escala atómica, creando así formas de vida artificial tan avanzadas como máquinas autoconscientes o supercomputadoras dotadas de completa sapiencia. 

También es frecuente que posean armas de una potencia tan devastadora como para destruir planetas o incluso estrellas, y es posible que realicen obras de ingeniería tan increíbles como ecumenópolis y mundos anillo. La transición del Tipo I al Tipo II también entraña sus propios retos, como la amenaza de IAs que se rebelen contra sus creadores o la tentación de convertirse en una civilización digitalizada al transferir las conciencias de sus individuos a un cerebro Matrioshka. Michio Kaku estimó que los seres humanos podríamos alcanzar el Tipo II en varios miles de años.

Ejemplos de civilizaciones de Tipo II en la ficción son la humanidad (durante la Era Oscura de la Tecnología) y los Necrones de Warhammer 40k, el Imperio Galáctico del ciclo de La Fundación o la mayoría de imperios al final de la partida en Stellaris.

TIPO III:

Una civilización de Tipo III es aquella capaz de aprovechar toda la energía de una galaxia; ya sea por medio de la construcción de billones de esferas Dyson (que pereza), hordas de nanomáquinas auto-replicantes, o más a pequeña escala, capturando la energía de agujeros negros supermasivos, agujeros blancos (suponiendo que existan) o emisión de quásares. La energía generada iría desde los 1E36 hasta los 1E46 W. Estas civilizaciones dejan en ridículo a la mayoría de los imperios de la ficción. Sus integrantes suelen ser capaces de automejorarse, cambiar de aspecto a voluntad o incluso eliminar las fronteras entre lo biológico y lo sintético. Su dominio sobre la nanotecnología ya permite manipular los átomos e incluso los núcleos atómicos de cualquier manera imaginable.

Para este punto, las distancias interestelares se han vuelto algo trivial; estas civilizaciones cuentan con métodos para viajar de manera instantánea o casi instantánea de una punta de la galaxia a otra (por medio de agujeros de gusano u otros procedimientos), puede que incluso ya dominen el viaje intergaláctico. Suelen ser capaces de contactar con dimensiones alternas, descubriendo nuevas leyes físicas en el proceso y usándolas en su beneficio. Poseen tecnología capaz de crear y controlar estrellas, ensamblar mundos artificiales, absorber supernovas, fusionar sistemas estelares o destruirlos; toda la galaxia es su laboratorio. Michio Kaku cree que la humanidad tardaría entre 100.000 a un millón de años en alcanzar el Tipo III.

Ejemplos de civilizaciones de Tipo III en la ficción son los Forerunner de Halo, La Cultura del ciclo de La Cultura o la Coalición Interina de Gobernanza de La Secuencia Xeelee.

TIPO IV:

Una civilización de tipo IV es aquella capaz de aprovechar toda la energía de un cúmulo de galaxias o incluso de un supercúmulo de miles de galaxias, lo que generaría una energía desde los 1E46 hasta los 1E56 W. A partir de este punto ya empieza a ser complicado imaginar cómo sería una civilización estas escalas. Posiblemente sus integrantes ya hayan alcanzado un cierto nivel de transensibilidad, existiendo a un nivel abstracto más allá de los organismos biológicos convencionales, siendo probable que ya no posean formas físicas definidas. Su conocimiento y dominio de la materia ya les permitiría manipular las partículas elementales como quarks y leptones; puede que incluso conozcan métodos para controlar los procesos cuánticos de las funciones de onda.

Verdaderos dioses, estos seres podrían ser capaces de crear vida y materia consciente, viajar por el universo, romper principios físicos, comunicación instantánea y crear materiales superdensos que nunca se desgastan. Una civilización de estas características también debería ser capaz de utilizar como fuente de energía elementos extragalácticos, tales como la misteriosa energía oscura. También suelen realizar proyectos de ingeniería cósmica de una escala demencial para nosotros, como sería fusionar galaxias, manipularlas o usarlas como piezas de construcción para proyectos que abarquen millones de años luz.

Ejemplos de civilizaciones de Tipo IV en la ficción son los Precursores de Halo y los Xeelee de La Secuencia Xeelee.

TIPO V:

Una civilización de tipo V es aquella capaz de aprovechar la energía de todo el universo (lo que entraría dentro de algunos órdenes de magnitud de 1E56 hasta 1E69 W) o incluso de varios universos (a partir de 2E69 W). Para este punto, es muy posible que sus integrantes hayan alcanzado la total inmortalidad y no se parezcan en nada a como eran originalmente; puede que incluso hayan dejado atrás su individualidad para fusionar sus conciencias en una entidad colectiva. Una civilización de estas características ya sería capaz de manipular el espacio-tiempo, cambiando las leyes físicas a su antojo o creando otras nuevas. Sus actividades serían indistinguibles de las leyes de la naturaleza, por lo que sería imposible detectarlos o contactar con ellos, a no ser que decidieran manifestarse abiertamente.

Estos seres cuasi-divinos tienen el poder para crear y destruir universos, y, de hecho, suelen ser presentados como los creadores del universo o multiverso donde transcurre la obra. Su tecnología es capaz de manipular la entropía y las leyes cósmicas, lo que les permitiría cambiar el destino de su universo de origen, así como de otros. Pero si seguimos la hipótesis de la transcension, es probable que se retiren a vivir al interior de un agujero negro, reduciendo su consumo de energía a prácticamente cero. En estados más avanzados, esta civilización sería capaz de controlar colecciones de universos o incluso multiversos enteros. A pesar de todo, no son seres absolutos: aún existen principios cósmicos que escapan a su control.

Ejemplos de civilizaciones de Tipo V en la ficción son La Tribu de Oro de Heroic Age, los Celestiales de Marvel Comics, la humanidad al final de La Última Pregunta o la civilización Anti-Spiral de Tengen Toppa Gurren Lagann.

TIPO VI (Ω):

Una civilización de tipo VI u omega es aquella que existe más allá del espacio y del tiempo y puede aprovechar más energía de la que generaría un multiverso infinito, generando a cada momento una cantidad de joules más allá de cualquier cuantificación numérica. Ya no existen límites. La ciencia da paso a lo abstracto, la tecnología da paso la metafísica, y las fronteras entre lo real y lo irreal se difuminan y se pierden para siempre. Una civilización omega puede manipular la estructura misma de la realidad, y sus integrantes son entes completamente abstractos y más allá de las leyes de la física.

Estos seres son capaces de crear cuantos universos y multiversos deseen, así como destruirlos con la misma facilidad. Podrían alcanzar el Punto Omega, si es que no lo han hecho ya. De continuar evolucionando, esta civilización terminaría por convertirse en algo muy similar a Dios, llegando a controlar la totalidad de la existencia y crear su propia cosmología. A los ojos del resto de civilizaciones, estos seres son efectivamente omnipotentes.

Ejemplos de civilizaciones de Tipo VI en la ficción son los Beyonders de Marvel Comics, los Downstreamers de la trilogía Manifold o los Mónadas de La Secuencia Xeelee.


NOTA 1: Kardashov nunca ideó el Tipo 0. Este fue creado a posteriori para determinar en qué parte de la escala nos encontraríamos los humanos y otras civilizaciones que aún no han llegado al Tipo I.

NOTA 2: Comúnmente, el Tipo IV se utiliza para civilizaciones que pueden aprovechar la energía de un universo, mientras que el Tipo V es para aquellas que aprovechan la energía de múltiples universos. No obstante, el salto del III al IV me parecía excesivo (sólo en el universo observable existen billones de galaxias), mientras que del IV al V muy escueto (a partir de dos universos). Por lo tanto, decidí optar por una medida alternativa donde el Tipo IV es fusionado con el Tipo V.